Amythiel Varlow Österreich

● Nombre:
Amythiel Angeliqué-Isabella Varlow Österreich.
● Edad:
17 años.
● Terminología:
Both – Suke.
● Alumno:
Quinto año - Segundo año (Preparatoria).
● Escuela :
St. Spica's Girls' Institute.
● Oficio:
Músico Amateur – Ejecutante de violín, viola, violonchelo y contrabajo; flauta trasversa, piano, trompeta y armónica; guitarrista profesional y cantante ocasional.


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● Descripción física: Amythiel es una joven de bella complexión, curvas algo sugerentes y cuerpo atlético pero no muy delgado. Con un rostro pacífico siempre presente, este expresa facciones solo un poco marcadas, pero no mucho. Unos peculiares ojos de color azul marino se hallan en su rostro, algo grandes y cristalinos, con pupilas turquesas y un brillo singular. Pestañas espesas de color rosáceo y cejas finas, así como una boca con labios carnosos bordeándola, y una desarreglada y larga cabellera de un color rosáceo, cayendo grácil en capas y con mechones rebeldes enmarcando su rostro.

Su cuerpo está cubierto por una piel suave, además de algo pálida; posee dedos finos y largos, así como extremidades por igual. Acostumbra a vestir más con pantalones, abrigos, botas y guantes de cuero… Pocas veces transmite ese aura de feminidad que debería poseer una mujer hermosa como ella.

● Descripción psicológica: A simple vista, es la típica adolescente común y corriente. Alegre, despistada, y algo torpe en ocasiones, siempre lleva una gran sonrisa en ese aniñado rostro suyo, dice cosas graciosas y se entusiasma con facilidad. Se muestra amable y compasiva con cualquier persona que se vea en problemas, también hace hasta lo imposible por alegrar a los que se ven tristes, pues no soporta ver a nadie bajo de ánimos, aunque esto implique que se va a entrometer como perro metiendo el hocico en tu almuerzo. También cariñosa y hogareña, quiere en demasía a sus padres adoptivos a pesar de la distancia, gusta mucho de pasar tiempo con ellos, así como con su pocas amigas, en conciertos, haciendo deportes y cosas por el estilo, y es que es muy activa e inquieta. Se aburre con facilidad, pero es muy aplicada en el estudio y en su trabajo, casi en todas las cosas; También es muy puntual, siempre llega cuatro minutos antes a la hora exacta o estipulada para cualquier cosa, ni un segundo de más, ni un segundo menos. Puede llegar a ser algo Yandere(?), volviéndose cerrada, competitiva y calculadora, pero ocurre solo en ciertas ocasiones. Terca como mula, nunca se rinde si no consigue algo que quiere o necesita, no se rendirá hasta tenerlo entre sus brazos.

Aunque fuera de esta fachada es sumamente miedosa, a Amy no le gusta estar sola y siempre trata de aparentar que es valiente cuando en realidad muere del miedo. Por otro lado su mente está generalmente llena de… animales, colores, dulces, y música. Con sus conocidos se muestra en total confianza y sin preocupaciones, cuando trata con desconocidos se vuelve algo más tranquila y respetuosa, la hiperactividad suya comienza cuando agarra confianza poquito a poco.

Pero cuando se trata de la persona que le gusta… Sus mejillas se tornan rojas como tomates, le tiembla todo el cuerpo, y esto se refiere a TODO el cuerpo, el nerviosismo de ver a ese alguien especial la domina y la vuelve tímida y sumisa. Por ende, cuando se trata del amor piensa de manera ilusa y soñadora, sumida en su cuento de hadas, fuera de los “Solo amigos”. Muchas veces ha soñado despierta su momento de felicidad y por ende se le ha caído el almuerzo, se ha caído por las escaleras, o ha chocado con un poste de luz eléctrica y caído inconsciente.

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● ¿Qué le gusta?:
-Está claro que la música. El Blues, Jazz, Rock, Metal, Metal Sinfónico y la Clásica. Un poco de Jpop y Jrock.
-Leer. Sus libros favoritos son los de terror, las novelas corta-venas y la ficción.
-Los días tranquilos.
-Fumar en paz. No suele hacerlo donde podrían atraparla.
-La soledad.
-Los grandes botines negros con tachuelas y los abrigos de terciopelo.
-Su guitarra. Le gusta tanto que la nombró como Jolie.
-Una buena plática.
-Las niñas muy monas, aunque le cueste admitirlo, y también que le cueste admitir que es una de esas niñas monas.
-Los jeans rotos y las Converse sucias.
-El jugo de naranja.
-Los animales tiernos.
-Peinarse el cabello y recogérselo en un moño, para que no le moleste.

● ¿Qué le disgusta?:

-Los hombres, en especial los que se creen la neta del planeta(?).
-La gente agresiva.
-La mala música, como el pop netamente comercial, y las series de TV estúpidas.
-El ruido en exceso.
-Mucho maquillaje.
-La contaminación. ¿Qué esperaban? Es una chica ambientalista(?)

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Era de noche, y la lluvia atacaba los árboles cuales balas de cazador, mientras que la luna se esmeraba en no apagar su brillo. En un viejo y enorme edificio a las afueras de Viena, una pequeña criatura había sido abandonada a la puerta de astillada madera. Lloraba tanto como sus delicados pulmones se lo permitían, y su pálida tez se enrojecía gracias a los pucheros que realizaba. Tanta faena y tanto sufrir llamaron la atención de los dueños de la morada, una joven pareja de recién casados que no podía concebir un hijo, gracias a una extraña enfermedad en la mujer. Esa noche, un ángel había caído del cielo, y ese ángel portaba en su delicado cuello una cinta con un dije en forma de A cursiva y dorada. A partir de ese momento la infante se volvió parte de esa pequeña familia. Fue nombrada Amythiel, en honor a la abuela de su madre adoptiva.

Tenía todo lo que una pequeña de sus gustos pudiese pedir: Dos padres cariñosos, y una gran casa con montones de hectáreas para jugar, espolvoreadas de rosas rojas y el olor de las uvas del viñedo; sus padres trabajaban fabricando los mejores vinos para la alta sociedad. Tenía apenas 4 años cuando sus padres descubrieron una florida prodigiosidad en Amythiel, gustaba de la música tanto como podría gustar un fumador de su cigarro. Aprendió a tocar piano, pues en su casa había uno de pared viejo y empolvado; luego siguió con la guitarra y más tarde con los instrumentos de cuerda frotada, comprados por sus maravillados padres al ver que avanzaba tan rápido en sus estudios.

Nunca fue a la escuela, así que estudiaba en casa con su madre. Debido a esto su personalidad fue forjándose calmada e introvertida, obediente y dulce. Desde los cuatro años no tuvo ningún amigo, al menos humano, tenía un San Bernardo cachorrito llamado Picasso, siempre le hacía compañía.

Así pasó gran parte de su vida tranquila, hasta que llegó… Él. El amor de su vida.
En el terreno más próximo a su viñedo, una familia de granjeros se mudó. El hijo menor de la familia tenía 7 años, y casualmente jugaba con Amythiel en tiempos de aburrimiento. Creció con él, nunca se había sentido atraída por nadie, claro, era una pequeña niña aún.

Repentinamente la familia de su querido y nuevo mejor amigo tuvo que marcharse, y volvió, pero volvió para quedarse después de muchos años más. Amythiel, por tantas quejas y súplicas, mucha sed de conocimiento, fue inscrita en una escuela cerca de esa zona, la misma a la cual asistía su recién llegado Julian. Ella con 15 y el con 18, los deseos de ambos se avivaron y comenzó a sembrarse la pasión en sus jóvenes corazones. Viéndose a escondidas, pronto se dieron su primer beso, y luego de meses ya ni siquiera se saludaban con un “Hola”, solo estrechaban sus labios inexpertos para darse más y más cariño.

El padre de la inocente chica no permitía que si quiera la visitase algún muchacho, siempre era ambiguo y poco flexible en ese aspecto. Después de tanto insinuarle el asunto a su padre, al fin le dio un respiro y otorgó el permiso para que pudiese recibir visitas de muchachos. Sin embargo, al parecer Julian perdió el interés, y luego se vio saliendo con otras chicas. A la pobre Amythiel le rompió el corazón, ya no le hablaba, ya no le quería… Inclusive en la escuela se esparcieron los rumores de que según, la pelirosa estaría embaraza de semejante aprovechado.

Los rumores llegaron a oídos de sus padres, y ella no supo como desmentirlos. Estaba asustada, no podía hablar, su garganta estaba ronca de tanto llorar en el momento de que Julian le dijera “Solo amigos”.

No afirmó ni negó nada, y tres días después se fue de ese puedo por el bien de su reputación y la de sus padres. Iba a tener a tener a su bebé en otra ciudad, y luego volvería para soltar la verdad. No, no estaba embarazada, pero su decisión no fue del todo triste…

Ansiaba salir, recorrer el mundo y maravillarse con sus propios ojos. Era un ave encerrada en una jaula, quería extender sus alas y abandonar su prisión de invisibles barrotes. Viajó a EE.UU y se estacionó en New York, manteniéndose en contacto con sus padres y viviendo de lo suyo, la música. Hacía presentaciones en cualquier lugar donde se necesitase, inclusive llegó a entrar como violista a una orquesta local en la que pagaban muy bien. Su vida era buena, aunque no tenía la mayoría de los lujos de una adolescente normal, dejó atrás una vida aburrida, sus sufrimientos… Pero pudo relucir y madurar de forma tan rápida que nada podría detenerla.

Sus ansias de aventura no terminaron allí, con la orquesta pudo recorrer casi todo EE.UU, y parte del continente europeo en giras de canto y conciertos. Pero algo le faltaba, y ese algo eran los estudios. Se enteró por internet de una prestigiosa academia para señoritas, y de inmediato sus superiores la recomendaron para cursar el segundo año de preparatoria, moviendo palancas y usando sus influencias por el bien de Amythiel.

Entró recientemente a St. Spica's Girls' Institute, y quien sabe, puede que a lo largo de su estadía logre sanar su roto corazón, o graduarse, o ambas. Solo la suerte aleatoria del misterioso destino moverá sus piezas y lanzará los dados a favor, o en contra, de la dulce Amythiel.

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